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Albarregas, el río que nos identifica

historias del Albarregas

OTRO QUE TAMBIÉN VIVIÓ CUANDO ERA PEQUEÑO EN EL ALBARREGAS.

Autor: Ángel

Mi amigo Cele, profesor de IES Albarregas, coetáneo mío, compañero de escuela y conocido desde los 11 años, este fin de semana hemos coincidido y me animó a que relate algún pasaje de mi vida relacionado con al Albarregas, pues ahí va eso…, pero antes de comenzar, yo también le animo para que también haga su relato porque vivía en Santa Isabel , otro barrio de la ribera derecha del rio.


Me llamo Ángel. Yo viví en la barriada San Juan entre los años 1961 a 66, durante el tramo de mi infancia que va de los 5 a los 9 años. La barriada no tenía servicios de agua, luz ni saneamientos, ni recogida de basuras, sin acerado ni asfaltado de calles. Estaba habitada por gente de aluvión, que venían de los pueblos a la gran ciudad muchas familias recién formadas que formaron una generación que ahora tienen entre 80 y 90 años, entre ellos mis padres que aún siguen viviendo en el barrio.

No tiene que ver, pero fue un gran suceso en mi niñez: A la edad de 5 años llegó la tele Vepi Ultramatic que trajeron de la tienda de Gómez Nuevo de la calle del puente, con una sola cadena, me acuerdo de Bronco Ley, el Virginiano, el fugitivo..

Recuerdo cuando nos despertábamos mi hermano de 2 años y yo que entonces tendría 5, nos vestíamos con la mejor maña que nuestra poca habilidad nos permitía y nos íbamos a buscar a nuestra madre que estaba lavando en el río, eran días soleados de yerba y ranas, y de chapoteo..y de olores.. hace un año dí un paseo río arriba por la antigua huerta de los soldados y volví a respirar el olor característico de la hierba olorosa del río.

 
Otro capítulo de mi memoria lo ocupan las aventuras en el río, baños en los charcos que tenían nombres que no recuerdo, saltos desde los arboles al rio, allí vi los primeros saltos acrobáticos de los mayores que eran espectaculares, sin bañador ni ná… Y las rutas río arriba más allá del vivero para cazar culebras y rana y el guardia persiguiéndonos no se muy bien por qué, pero el corría y corríamos nosotros con el corazón en la boca.


Los partidos de futbol en la explanada del río en su margen derecha, la de Mª Auxiliadora, eran fabulosos, tensos, tribales, las tribus eran una de cada barrio, una tardes había futbol y otras había batalla general a pedradas, 20 o 30 por bando.


Dos años estuve cruzando el Albarregas para ir desde el barrio San Juan al Colegio de Doña Juanita en Mª Auxiliadora, si el rio venía crecido pasábamos por la pasaderas que eran unas piedras de granito en forma cúbica con un salto de medio metro entre ellas, pero si venía más crecido y el agua superaba a las piedras por unos centímetros, también pasábamos intentando apoyar solo las puntillas para no mojarnos mucho, la cartera en la mano la corriente daba miedo. Cuando había riada no había más remedio que ir por el puente de la N 630, y eran buenas riadas, el agua llegaba a las primeras casas de San Juan. Cuan no había riada, el río era una corriente cristalina en la que alguna vez bebí, lo saltábamos por múltiples sitios retándonos unos a otros a saltar por sitios más distantes y la mayoría de las veces, zas… pies en el agua y barro en los pantalones, las zapatillas “tao” mojadas un día sí y otro también, apestaban en el cole y yo escondía mis pies debajo de la silla y miraba al techo.


Bueno aquí os dejo unos trazos de mi infancia al lado del río Albarregas que son unos pocos de un catalogo mucho más extenso que quizás me anime a contar en otro momento.

 Saludos para Cele y para todos los blogueros.

(Ángel actualmente trabaja como Ingeniero en la Compañia ENDESA)

Fecha: 20/11/2012 00:05.

Cuando yo era pequeño: mis aventuras en el Albarregas

Cuando yo era pequeño, vivía enfrente de la Renault, en la av. Juan Carlos, y desde la Renault hasta el colegio San Luis era todo una era, no había pisos ni había nada, y era corno una selva: había eucaliptos, había moreras (comíamos sus moras), higos chumbos, brevas... y sobre todo jugábamos en el río Albarregas. Nos íbamos a pescar, también; pescábamos pardillas chiquititas en el río. Otras veces hacíamos cabañas, nos subíamos a los árboles..., vamos, como si viviéramos en la selva y como éramos de las Sindicales, hacíamos guerra con los de la Paz: teníamos hondas y tiradores, y empezábamos como si fuera una guerra de verdad. Y como estudiábamos en el colegio San Juan Bosco, cuando no estaba canalizado el río Albarregas nos librábamos casi todos los días de clase, cada vez que llovía, porque se inundaba todo.

Pero lo que nuca se me olvidará es el susto que me lleve un día. En una de las crecidas, jugando junto al río me caí, el río me llevó desde el puente del Albarregas (en el barrio de Santa Isabel), hasta el colegio San Luis, y me paró un puentecillo que había allí chiquitillo. Si no, hubiese ido al río Guadiana Otras veces, al bañarnos, salíamos todos llenos de sanguijuelas.

Francisco Javier

pescando patos en el Albarregas

Buenas, soy Domingo, otra vez animado por mi amigo Cele. Me he animado a contaros otras de mis aventurillas de cuando era pequeño.

Pues bien, el otro día me hicieron un comentario de que en el Albarregas no había criaderos de patos, y eso no es cierto. En una de mis muchas aventuras en el Albarregas mis amigos y yo íbamos mucho a una zona que le llamábamos "El Agüina" que está ubicada donde hoy se encuentra el centro de conservación de la nacional V, muy cerquita del camping de las lomas. Hay una arboleda compuesta entre eucaliptos, sauces, pinos, etc. Es una explanada natural donde se ensancha bastante el Albarregas y allí anidaban muchos patos, garzas y demás pájaros que su vida está relacionada con el río, pues se alimentan, como todos sabéis, de peces, ranas, etc. Pues bien, íbamos mi amigo Willi y yo en época de cría para cazarlos y había que tener muchísimo cuidado porque los patos pegaban unos picotazos de órdago, o sea, que dolía bastante. Tirábamos, para cazarlos, las famosas redes que hacíamos con los sacos de patatas. Se las tirábamos por encima con mucho cuidado de no hacerles daño, y si pescábamos alguno (lo que resultaba bastante complicado) lo metíamos en otro saco para llevárselas luego al tío Kiko que era un hombre que tenía gallinas para que nos los criaran, luego imaginaros lo que pasaba. Cuando estaban grandes... ¡NOS LOS ZAMPÁBAMOS!.

 Luego también recuerdo del cine Albarregas. Normalmente, si éramos buenos <<casi nunca" nuestras madres nos daban 25 pts.  que costaba la entrada, y si no, nos colábamos. Si nos pescaban, salíamos calentitos. Ahora no recuerdo exactamente dónde estaba ubicado, pero era muy conocido en aquella época. Los de mi quinta saben de lo que les hablo.

 En fin, el Albarregas, realmente ha cambiado con el paso de los años, al igual que yo y el resto de mis amigos y compañeros de juegos. Al escribir estas letras añoro mucho aquellos días pero lo que más me duele es la dejadez y suciedad que arrastra el río en estos días, y eso que están preciosas sus márgenes. Yo, alguna vez que otra, me vengo paseando desde Ma Auxiliadora hasta casi su desembocadura en el Guadiana y disfruto de sus jardines y parques, pero al mismo tiempo me indigna ver que no sabemos apreciar lo que tenemos no cuidando y ensuciando nuestro río. Ojala con esta iniciativa se pudiera volver a recuperar la pureza y limpieza de este pequeño pero gran río Albarregas. Y con buenos deseos os dejo.

Gracias especialmente a mi amigo Cele por dejarme contaros estas batallitas. Hasta la próxima:

Domingo.

Le he pedido a mi padre que me cuente algo sobre el Albarregas

El Albarregas es un regato o un río que nace en Cornalvo, se junta a otro regato de Mirandilla en la zona de Casa Herrera y desde ahí llega a Mérida por la zona norte, pasa por el acueducto Árabe y por acueducto Romano y desemboca.

Antes era un regato al que llegaban todas las aguas sucias y tenía mal olor.

Años atrás el Albarregas se inundaba por todas partes y se llegaron a ahogar algunas personas. Arrastraba todas las cosas que encontraba a su paso.

Antiguamente tenía muchos árboles. Hoy en día el río está canalizado, con sus jardines y con sus paseos por los rededores.

El Albarregas ha cambiado mucho después de 40 años atrás, era muy distinto de todo lo que vemos ahora.

Francisco de 2º A

Historias del Albarregas

 

Esta sección se dedica a recoger historias sobre el Albarregas, se trata de recoger las vivencias de abuelos y abuelas, madres y padres y de nosotros mismos. Anímate y aporta una historia.

Historias de las Sindicales

Hola, yo me llamo Domingo y he vivido durante muchos años en las Sindicales Nuevas. Yo me fui a vivir a las Sindicales Nuevas en el año 1968. Yo en aquellos entonces tenía 1 año, pero realmente mis aventurillas las empecé a vivir con 10 añitos. Entonces las series que echaban en televisión eran: “Orzo Wai”, “Ruy el pequeño Cid”, “Mazinger Z”, y otras muchas más que ya no me acuerdo. En esa época los chavales del barrio nos íbamos a la tápia trasera de García Campos, que era una fábrica de muebles, a coger los palos y planchas de madera para construir nuestros juguetes, como por ejemplo: espadas, escudos, escopetas, etc. En ese tiempo había más imaginación que dinero. Con estos juguetes construidos por nosotros nos íbamos a jugar a un solar que lo llamábamos "La Fragua", porque allí estaban los restos de una fragua. Esta zona está ubicada en las orillas del río Albarregas. Recuerdo de muchas de mis aventuras eran la continuación de las películas que habíamos visto en el cine “Ponce de León" hoy el bingo de las Sindicales, si era una película de romanos, podéis imaginaros: nos construimos nuestras armas y nos fuimos a jugar a "La Fragua". No solíamos hacernos daño, pero más de una vez hemos salido con algún chichón que otro o una que otra pitera de algún peñascazo que sin querer nos dábamos. Otras veces, nos íbamos a pescar al Albarregas. Antiguamente el río Albarregas bajaba siempre con un agua limpia y cristalina. Pescábamos: bogas, alguna que otra carpa, cangrejos de río y muchas ranas. También nos íbamos a una calera que había al lado del colegio San Luís para coger culebrinas para tirárselas después a las niñas y así hacerlas enfadar. Pues como decía, una vez fuimos a coger cangrejos unos amigos y yo, y fuimos sin darnos cuenta, yendo por el río Albarregas hasta su desembocadura en el río Guadiana. En aquellos tiempos, allí se vertían las aguas fecales de Mérida.

Imaginaros cómo olíamos, y después cómo nos pusieron de colorados los culos nuestras madres. Otras veces, cogíamos los sacos de las patatas, que hacen como una red, para pescar las bogas. Sobretodo, lo que más nos gustaba era jugar al fútbol. Nosotros éramos afortunados, pues teníamos varios campos de fútbol naturales, no cómo ahora. En la gran explanada de "La Fragua" teníamos césped natural que no se podaba con máquinas, sino, con las vacas que pastaban allí. Otro campo era, bueno no era uno, sino varios y estaban situados en el hipódromo romano. Jugábamos al fútbol y a los romanos. También éramos muy exploradores, pues nos adentrábamos en las cuevas que había en el hipódromo. Luego resulto ser que eran las cuadras de los caballos que allí corrían. Bueno como os he dicho, yo me he criado en las Sindicales, y ésta zona, para los que nos hemos criado allí en aquellos años, era un privilegio. Estábamos rodeados de naturaleza e historia y como tal he hecho mis aventurillas, unas más arriesgadas "claro, por la edad" y otras más educativas. Hoy en día es una pena ver como está éste río de sucio por las cosas que se tiran, si bien los jardines están muy bonitos, la pena son los destrozos que algunos hacen. Bueno espero que os haya gustado un poco mis aventuras de lo que hacíamos cuando yo y mis amigos éramos niños.

Gracias por todo, atentamente: Domingo.